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Yo necesito a Jesús


 Juan 15.1-11

Yo necesito a Jesús

Juan 15.1-11.

En esta porción bíblica observamos lo que produce el discípulo al estar pegado a Cristo, la Vid Verdadera. Este pasaje no habla de salvación, más bien habla del fruto que las ramas deben dar como resultado de la comunión y compañerismo con Jesús.   

¿Por qué tienes que permanecer en Jesús?

Jesús es mi vida

Jesús como vid es la vida del discípulo. Es la vitalidad. En Cristo el discípulo se desarrolla, crece, prospera y cumple su llamado para con Dios. Da un fruto. 

La palabra fruto tiene varios significados como: beneficio, descendencia, y también podemos tomar sus sinónimos como: utilidad o provecho. El fruto que damos no es para beneficio propio, es para alguien más. Dios espera un fruto que lleve beneficio, que sea de utilidad para los demás. 

En el Antiguo Testamento vemos como Dios llamo a Israel su pueblo si ellos guardaban sus mandamientos, "si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra. Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa...(Éxodo 19.5-6)(para más referencias Dt.7.6-11; 4.20; 14.2; 26.18-19). Dios quería un pueblo único y especial que honrara su nombre. El Señor aún está buscando un pueblo único y santo que esté dispuesto a representarlo aquí en la tierra. Jesús vino a proclamar la llegada de ese reino. No olvidemos su mensaje principal:

"Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio" (Marcos 1.14-15). El mensaje de Cristo fue acerca del reino de Dios, y nos ha salvado para pertenecer a ese reino. El fruto que Dios espera de las ramas de la vid es que seamos de provecho a otras personas que se beneficien al comernos y así extender el Evangelio del reino. 

Tito nos dice en su carta que Dios nos salvó para: "redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras" (Tito 2.11-14). Y Pedro nos recuerda que somos; "linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;" (1 Pedro 2.9). Jesús nos salvó para hacer un pueblo santo para Dios y para que con nuestro fruto anunciáramos las virtudes de él.

Sin Cristo no podemos dar fruto. Sin Jesús somos simples ramas que no son de utilidad, ramas que se echan al fuego porque no sirven de nada. Por eso Jesús dice; "permanezcan en mi y yo estaré con ustedes". Muchos creen que el Señor Jesús nos salvó para que seamos mejores ciudadanos del mundo, pero  este no es su propósito, nos salvó para que seamos ciudadanos del reino. Fue lo que hicieron los discípulos cuando llegó el Espíritu Santo sobre ellos, dieron fruto, predicando el Evangelio por todas partes. Recuerda que el fruto de la vid no es para beneficio propio, es un fruto para Dios. Él es el labrador y espera comer de su vid el mejor fruto. 

Jesús produce fruto en mí

Pero ese fruto que Dios espera solo se produce si estás pegado a Jesús. Dios como buen labrador va a cuidar y limpiar las ramas para que den más y mejor fruto. Durante el proceso de limpieza Dios quitará toda plaga o enfermedad que esté sobre la rama para que de lo mejor. En ti hay muchas enfermedades y plagas; entiéndase ideologías, creencias, opiniones, que el Labrador tiene que quitar para que de mucho fruto. Incluso el Labrador puede quitar racimos enteros de la rama para que sean de mejor calidad. No puedes aferrarte a tus logros o a tus resultados espirituales porque Dios los va a quitar si considera que puedes dar mejor fruto.

El Labrador corta con cuidado las ramas de la vid, pero cuando corta partes de la rama que están secas también corta tejido vivo para que con el tiempo ese tejido produzca buen fruto. Es por eso que te duele cuando Dios trata con tu vida. Eres una rama viva pegada a Jesús, pero cuando hay partes secas en la rama que no producirán nada Dios las quitará. Dios es amor y corta lo que no sirve con cuidado, pero sentimos dolor porque nos aferramos a esas cosas secas de nuestra vida que no nos dejan dar el fruto que Dios desea. Sientes dolor porque estás vivo en Cristo. Muchos dicen "Señor aquí estoy, trata con mi vida", y cuando Dios esta cortando lo que no sirve de sus vidas lloran y se entristecen porque no entienden que el Labrador lo hace porque quiere que den más y mejor fruto para él.

Si permaneces en Cristo y estás pasando por algún dolor, tristeza o falta de entendimiento, recuerda que el Labrador te está podando. Él quita partes de tu rama que están secas para que lleves mucho fruto para su gloria. 

Jesús me ha limpiado con su palabra


Para dar fruto necesitas estar en Cristo. El llamado de Jesús es que permanezcas en él para dar fruto. Esa permanencia se produce cuando su Palabra te ha limpiado. "Ustedes ya están limpios a causa de la palabra que les he dado" (Juan 15.3, NBV). Estás limpio si has creído en sus palabras. Esa limpieza te ha unido a Jesús. Reconocer su palabra te hace ser un verdadero discípulo.

Jesús dijo: "Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres" (Juan 8.31-32). Esa verdad te llevará a reconocer que él es todo para ti; a renunciar a tus fuerzas y habilidades; a reconocer que eres una rama inútil sin Cristo. 

Una persona que no ha sido limpiada por la Palabra de Cristo no puede permanecer en él, porque siempre está buscando su propio pan, su propio camino, su propia luz, su propia verdad, su propia puerta, su propio pastor, su propia resurrección. Permanecer en Cristo es renunciar a nuestra propia búsqueda, y depender de él como fuente de vida. Jesús en su Palabra se ha revelado diciéndote que no necesitas nada más porque él es tu todo. Él es tu pan, tu luz, tu camino, tu verdad, tu puerta, tu pastor. El salmista escribió; "Jehová es mi pastor; nada me faltará" (Salmo 23.1).

En pocas palabras permanecer en Jesús es darle un golpe en la cara a tu ego, y dejar tirado al orgullo. La egolatría no te deja ver la realidad de Dios. El ego siempre te está diciendo que no necesitas a Dios, y que mires por tu propio bien, pero para permanecer en Cristo se tienen que abandonar el ego, y el orgullo. Aunque vallas a una iglesia, aunque recites textos completos de la biblia, si su Palabra no te ha limpiado no has sido libre. 

Cristo quiere ser Señor de todo lo que somos, y que demos el mejor fruto para su Padre. 

Aférrate a su Palabra. No pienses que puedes hacer las cosas por ti mismo. Abandona el orgullo y permanece en la vid por medio de su Palabra. El Padre espera el mejor fruto de ti, espera que tu fruto sea tan dulce como su Hijo Jesús. 



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