Juan 18. 1-18; 25-27
Mientras Jesús batallaba en su carne y enfrentaba su destino
con valor, Pedro me representaba a mí. En esta porción vemos un contraste entre
el primer Adán y el postrer Adán (1Co 15:45). Adán fallo en el huerto. Jesús venció en el huerto. El Señor padeció obedeciendo al
Padre para cumplir su propósito, pero Pedro no entendía ese propósito por su
constante impulsividad. El pastor
En el arresto de Jesús vemos algunas cosas interesantes que
llaman la atención. Jesús después de haber fortalecido a sus discípulos con
sus palabras se dirige a el huerto de Getsemaní. El historiador
El pastor
En el huerto pasaba un arroyo llamado el Cedrón, por este
arroyo corría la sangre y desperdicios de los sacrificios de los corderos de la
Pascua. ¿Qué habrá pensado Jesús al ver la sangre en el arroyo? Tal vez pensó
que ese era su destino dentro de unas pocas horas. Todo esto es una carga emocional
para cualquier persona. Saber que te humillarán hasta la muerte es una gran
presión emocional. Pero la presión de Cristo no estaba limitada a su humanidad, sino que
él cargaría con todo el pecado del mundo en esa Cruz.
Jesús oró al Padre, pero no hubo respuesta del cielo. Jesús
tenía que beber todo el trago amargo de la copa. Jesús había bebido las copas
de vino en la cena de la Pascua, pero esta copa sería su última. La copa del
pecado del mundo y el castigo de Dios
Jesús atrajo toda la atención sobre sí mismo para que sus discípulos
pudieran irse y así no perder a ninguno de los suyos. Es aquí donde vemos a
Pedro, uno de los discípulos más impulsivos de la historia cristiana. Pero al ver
este pasaje me doy cuenta de que me parezco mucho a él.
Intenta
probar su fe con agresión
Pablo nos dice en Efesios 6.12 que nuestra lucha no es contra personas. En la segunda carta a los Corintios leemos: 2Co 10:3-5 (PDT) “Es cierto que vivimos en este mundo, pero no luchamos como los seres humanos que viven en él. Las armas con las que luchamos no son de este mundo, sino que tienen el poder de Dios para destruir las fortalezas del enemigo. Con nuestras armas, también destruimos los argumentos de los que están en contra nuestra y acabamos con el orgullo que no le permite a la gente conocer a Dios. Así podemos capturar todos los pensamientos y hacer que obedezcan a Cristo”.
Pedro sacó su espada y corto la oreja de Malco por su emoción de defender a Jesús. Jesús le dijo que guardara su arma. Claramente las armas naturales de pelea no iban a conquistar al mundo. La Palabra lo haría. Pablo nos dice que las armas que usamos tienen el poder de Dios para destruir las fortalezas del enemigo y sus argumentos. Pablo se refiere a las personas que atacaban su ministerio, ellos eran sus enemigos. No seres humanos, sino quienes estaban detrás de ellos.
A
las personas se les ataca no con una espada real, sino con la espada del Espíritu. La Palabra de Dios tiene el fin de acabar con el orgullo que no le permite a la
gente conocer a Dios. Esta es la forma en la que debemos luchar. El discípulo no
es agresivo físicamente, sino espiritualmente. Te dejo otros pasajes para que
estudies más acerca del poder de la Palabra. (1 Co 2.4-5, Ef 6)
No
entiende el propósito
Pedro
no podía entender que Cristo tenía que ir a la Cruz a cumplir su propósito, por
eso saco su espada y quiso defender a su maestro. Cristo ya había comentado que
para esto había venido. Pero las emociones siempre ganan y nublan nuestras miradas para no ver el propósito de Dios. El hermano Wiersbe
No
obedece
Por
un impulso Pedro pudo haber perdido la vida en ese momento. No solo la suya, sino también la de sus condiscípulos. Jesús ya les había dicho a los alguaciles
que él era Jesús nazareno al que buscaban, que dejaran ir a los discípulos,
verso 10. Pedro no obedeció, se quedó para cortarle la cabeza a quien se dejara
(o la oreja, mejor dicho) y por poco esta historia pudo haber sido otra.
Si
avanzamos en el relato nos damos cuenta de que Pedro negó a su maestro como
Jesús dijo que pasaría. Lucas 22 nos dicen que Pedro lloró amargamente. Wiersbe
Nos
parecemos mucho a Pedro. Muchas veces en áreas de nuestra vida hemos actuado
impulsivamente. Aun conociendo de Jesús como lo hizo Pedro. Hemos actuado
agresivamente, ignorando su propósito y desobedeciendo su Palabra. Dios nos ha bendecido
con el sacrificio de su Hijo para que cambiemos esta actitud y podamos
agradarle a él.
Gracias
Señor Jesús por enfrentar tu destino con valor y darme la oportunidad de
cambiar para tu gloria. “Gracias a su
salvación nuestro pasado ha sido perdonado, nuestro presente tiene significado
y nuestro futuro está asegurado”
Referencias
Rogers, A. (2006). ¿Por qué tuvo que morir Jesús? En A.
Rogers, La pasión de Cristo y el propósito de nuestra vida (pág. 14).
Miami, Florida: Editorial Vida.
Vidal, C. (2020). En C.
Vidal, Más que un rabino (págs. 251,252). Nashville,TN: B&H
Publishing Group.
Warren, R. (2003).
Acepta tu asignación. En R. Warren, Una vida con propósito (pág. 248).
Miami, Florida: Editorial Vida.
Wiersbe, W. W. (2011).
En W. W. Wiersbe, Bosquejos Expositivos de la Biblia Nuevo Testamento Tomo
III: Mateo- Juan. Grupo Nelson.
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