El valor de Jesús me ha cambiado


Juan 18. 1-18; 25-27

 

Mientras Jesús batallaba en su carne y enfrentaba su destino con valor, Pedro me representaba a mí. En esta porción vemos un contraste entre el primer Adán y el postrer Adán (1Co 15:45). Adán fallo en el huerto. Jesús venció en el huerto. El Señor padeció obedeciendo al Padre para cumplir su propósito, pero Pedro no entendía ese propósito por su constante impulsividad.  El pastor Rogers (2006), nos dice en su libro que era inevitable que Jesús muriera, no tenía opción. Su amor hizo posible que él pudiera vencer a la tentación de ir a la Cruz.  Gracias a Dios Jesús venció y ahora podemos tener salvación.

 

En el arresto de Jesús vemos algunas cosas interesantes que llaman la atención. Jesús después de haber fortalecido a sus discípulos con sus palabras se dirige a el huerto de Getsemaní. El historiador Vidal (2020) nos comenta que Getsemaní deriva del arameo que significa prensa de aceite, donde se prensaban las aceitunas para conseguir el aceite. Jesús estaba sintiendo una presión sobre él para no ir a la Cruz.


El pastor Rogers (2006) señala que Jesús estaba sufriendo emocionalmente. En Lucas 22.44 leemos: “Y estando en agonía, oraba más intensamente”. La palabra agonía nos remite a una contienda. “Jesús estaba luchando, no con Dios Padre ni con Satanás, sino con su propia humanidad”. Esto es importante que lo entendamos. Jesús padeció esta lucha como hombre. Filipenses 2.6-7 nos dice que Jesús no se aferró a su forma de Dios, sino que se humillo tomando forma humana. Así fue como Jesús enfrento la tentación en el Getsemaní, como humano.  


En el huerto pasaba un arroyo llamado el Cedrón, por este arroyo corría la sangre y desperdicios de los sacrificios de los corderos de la Pascua. ¿Qué habrá pensado Jesús al ver la sangre en el arroyo? Tal vez pensó que ese era su destino dentro de unas pocas horas. Todo esto es una carga emocional para cualquier persona. Saber que te humillarán hasta la muerte es una gran presión emocional. Pero la presión de Cristo no estaba limitada a su humanidad, sino que él cargaría con todo el pecado del mundo en esa Cruz.


Te dejo un vídeo para que conozcas en donde se se desarrolló este relato.


Jesús oró al Padre, pero no hubo respuesta del cielo. Jesús tenía que beber todo el trago amargo de la copa. Jesús había bebido las copas de vino en la cena de la Pascua, pero esta copa sería su última. La copa del pecado del mundo y el castigo de Dios (Rogers, 2006). En medio de esta agonía llegan a arrestar a Jesús. Cristo había dicho: no se haga mi voluntad sino la tuya, entonces aparece en escena Judas con los alguaciles del templo. Fueron por Jesús, pero él no se escondió ni se escapó, enfrentó su destino con valor.


Jesús atrajo toda la atención sobre sí mismo para que sus discípulos pudieran irse y así no perder a ninguno de los suyos. Es aquí donde vemos a Pedro, uno de los discípulos más impulsivos de la historia cristiana. Pero al ver este pasaje me doy cuenta de que me parezco mucho a él.

 

 Una persona impulsiva se deja llevar por sus emociones sin pensar en las consecuencias de sus actos. Veamos algunas de las características de Pedro en esta escena.

 

Intenta probar su fe con agresión

Pablo nos dice en Efesios 6.12 que nuestra lucha no es contra personas. En la segunda carta a los Corintios leemos: 2Co 10:3-5 (PDT) Es cierto que vivimos en este mundo, pero no luchamos como los seres humanos que viven en él. Las armas con las que luchamos no son de este mundo, sino que tienen el poder de Dios para destruir las fortalezas del enemigo. Con nuestras armas, también destruimos los argumentos de los que están en contra nuestra y acabamos con el orgullo que no le permite a la gente conocer a Dios. Así podemos capturar todos los pensamientos y hacer que obedezcan a Cristo


Pedro sacó su espada y corto la oreja de Malco por su emoción de defender a Jesús. Jesús le dijo que guardara su arma. Claramente las armas naturales de pelea no iban a conquistar al mundo. La Palabra lo haría. Pablo nos dice que las armas que usamos tienen el poder de Dios para destruir las fortalezas del enemigo y sus argumentos. Pablo se refiere a las personas que atacaban su ministerio, ellos eran sus enemigos. No seres humanos, sino quienes estaban detrás de ellos.


A las personas se les ataca no con una espada real, sino con la espada del Espíritu. La Palabra de Dios tiene el fin de acabar con el orgullo que no le permite a la gente conocer a Dios. Esta es la forma en la que debemos luchar. El discípulo no es agresivo físicamente, sino espiritualmente. Te dejo otros pasajes para que estudies más acerca del poder de la Palabra. (1 Co 2.4-5, Ef 6)

 

No entiende el propósito

Pedro no podía entender que Cristo tenía que ir a la Cruz a cumplir su propósito, por eso saco su espada y quiso defender a su maestro. Cristo ya había comentado que para esto había venido. Pero las emociones siempre ganan y nublan nuestras miradas para no ver el propósito de Dios. El hermano Wiersbe (2011) en su comentario nos dice que “La copa fue el precio que Cristo pagaría al ser hecho pecado en la cruz”. Este era el propósito de Cristo y ninguna emoción carnal lo iba a impedir.

 

No obedece

Por un impulso Pedro pudo haber perdido la vida en ese momento. No solo la suya, sino también la de sus condiscípulos. Jesús ya les había dicho a los alguaciles que él era Jesús nazareno al que buscaban, que dejaran ir a los discípulos, verso 10. Pedro no obedeció, se quedó para cortarle la cabeza a quien se dejara (o la oreja, mejor dicho) y por poco esta historia pudo haber sido otra.


Si avanzamos en el relato nos damos cuenta de que Pedro negó a su maestro como Jesús dijo que pasaría. Lucas 22 nos dicen que Pedro lloró amargamente. Wiersbe (2011) nos dice en su comentario a este capítulo que “Si Pedro hubiera obedecido, no hubiera caído en la tentación”. Cuando Pedro vio la mirada de Jesús se dio cuenta de su desobediencia y del amor de su maestro hacía él.

 

Nos parecemos mucho a Pedro. Muchas veces en áreas de nuestra vida hemos actuado impulsivamente. Aun conociendo de Jesús como lo hizo Pedro. Hemos actuado agresivamente, ignorando su propósito y desobedeciendo su Palabra. Dios nos ha bendecido con el sacrificio de su Hijo para que cambiemos esta actitud y podamos agradarle a él.


Gracias Señor Jesús por enfrentar tu destino con valor y darme la oportunidad de cambiar para tu gloria.  “Gracias a su salvación nuestro pasado ha sido perdonado, nuestro presente tiene significado y nuestro futuro está asegurado” Warren (2003).

 

 

 

 

Referencias

Rogers, A. (2006). ¿Por qué tuvo que morir Jesús? En A. Rogers, La pasión de Cristo y el propósito de nuestra vida (pág. 14). Miami, Florida: Editorial Vida.

Vidal, C. (2020). En C. Vidal, Más que un rabino (págs. 251,252). Nashville,TN: B&H Publishing Group.

Warren, R. (2003). Acepta tu asignación. En R. Warren, Una vida con propósito (pág. 248). Miami, Florida: Editorial Vida.

Wiersbe, W. W. (2011). En W. W. Wiersbe, Bosquejos Expositivos de la Biblia Nuevo Testamento Tomo III: Mateo- Juan. Grupo Nelson.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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