Este último capítulo de Rut muestra el desenlace de esta historia. Una historia en donde experimentamos, junto con las protagonistas, la pérdida, la confianza, la elección; para terminar con la bendición de Dios. Dios bendice nuestra fe cuando le creemos. Rut creyó y dejo todo por seguir a Noemí. Noemí creyó a Dios y regresó a la casa de pan.
Gracia de Dios
Booz le había prometido a Rut que haría lo posible para casarse con ella. Él hizo lo necesario y Dios lo bendijo. Pero había un detalle no menor. La ley no permitía la inclusión de moabitas entre el pueblo (Dt.23.3), porque ellos se habían opuesto al pueblo de Dios cuando salieron de Egipto. Rut era moabita, por lo tanto, no podía formar parte del pueblo de Dios. Sin embargo, por causa de su testimonio, de su fe, ella encontró gracia de Dios. Todo el pueblo sabía lo que ella había hecho por seguir a Noemí, por tanto, la aceptaron (Rut 1.16-18; 2.11-12;3.10-11).
Esta historia es muy similar a la de Abraham. Dios llamó a Abraham para que dejara su tierra, familia, sociedad e ídolos. Él lo hizo y Dios le prometió una familia incontable. Los hijos de la fe son hijos de Abraham. Los que creemos en el Dios de Abraham, Isaac y Jacob somos hijos de la promesa. Rut dejando todo atrás creyó en el Dios de Noemí y él la acepto.
Cuando dejas todo por seguir al Señor él te bendice. Pablo en Gálatas 3.6-8 nos dice que Abraham creyó a Dios y eso le fue contado por justicia. Además, los que creen son hijos de Abraham. Rut fue hija de Abraham. Por ley no podía ser aceptada, pero por su fe en Jehová ella encontró gracia. Asimismo, tú fe en Dios te ha dado gracia. No éramos del pueblo de Dios, pero por la fe somos parte del pueblo de Dios (1 P. 2.9-10). ¡Somos hijos de la promesa!
Dios bendice a sus hijos
Noemí había perdido todo. Familia, bienestar, seguridad y alegría. Rut también sufrió pérdidas. Pero por su fe Dios las bendijo. Booz se casó con Rut y Dios los bendijo con un hijo. Le pusieron Obed que significa siervo o servidor. Noemí tomo a su nieto y lo crio como su hijo. Ahora Noemí tenía descendencia. Tenía un hijo. Probablemente a nosotros no nos diga mucho la felicidad de tener un hijo en la familia. Pero para el pueblo judío un hijo era la bendición de Dios sobre la familia. Por eso el énfasis de los hijos en esta historia. Luego, se nos habla de la descendencia de Obed. Obed fue abuelo del rey David. Incluso, la línea genealógica sigue hasta nuestro Señor Jesús. Rut es pariente de nuestro Señor en la carne. Todo porque tomó una buena decisión en su vida. Dejar todo y seguir a Dios.
Dios bendice a sus hijos cuando depositan su fe en él.
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