Abdías: El engaño de la soberbia.

 



¡Familia! Dios te bendiga. En esta ocasión meditamos en el libro de Abdías. El libro más corto de toda la Biblia. Corto, pero con un mensaje para nosotros. Un mensaje acerca de lo que hace la soberbia en nuestros corazones. Esta profecía era para el pueblo de Edom. Un pueblo descendiente de Esaú, hermano de Jacob. Ellos habían puesto su ciudad en las montañas, lo que hoy conocemos como la ciudad Petra en Jordania. Dios oyó lo que decían de sí mismos. No solo era la soberbia en su corazón, sino su maldad. En consecuencia, Dios los condenó, porque no ayudaron a sus hermanos cuando estos fueron invadidos por enemigos.


Dios utilizó a Abdías (el siervo del Señor) para hablarle a Edom. Edom tenía favor de Dios por ser descendiente de Abraham (Dt. 23.7-8), pero no le importo. La soberbia lo engaño. Esto nos habla a nosotros. Tenemos el favor de Dios, pero si no cuidamos nuestro corazón podemos ser engañados por la soberbia.

 

Dios ve la soberbia del corazón 1-9


Dios oyó lo que decía Edom de sí mismo. Ellos no se dieron cuenta que habían sido engañados por la soberbia. Ellos creían que nadie los podía destruir, pero Dios les dice que, aunque hicieran su nido en el cielo él los destruiría. Edom tenía hombres sabios, pero esa sabiduría no era de Dios. Eran sabios en su propia opinión. Como abundan los sabios en su propia opinión en este mundo. Tú no seas uno de ellos. Teme a Dios y apártate del mal (Pr. 3.7). Nuestra opinión hace que muchas veces nos engañemos. Edom había sido engañado por su propia opinión.

 

Dios condena el corazón que hace daño 10-14


No solamente había soberbia en Edom. Lo más triste de todo es que se burlaron, se alegraron, se jactaron de sus hermanos en desgracia. Y lo peor fue que, los robaron y mataron. No había diferencia entre los malos y sus hermanos. Esta es la razón por lo cual Dios condenó a Edom. La falta de empatía a su propia familia. Esto debe hablar a nuestra vida. Dios ve cuando nosotros nos burlamos o jactamos de la desgracia de algún hermano. No caigamos en el engaño de la soberbia, pensando que “le paso esa desgracia porque andaba mal”. No olvides que Dios ve los corazones.

 

Dios juzgará las obras de los hombres 15-21


Dios dice: “Porque cercano está el día de Jehová sobre todas las naciones; como tú hiciste se hará contigo; tu recompensa volverá sobre tu cabeza”. Aquí hay un principio de vida. Lo que tu siembres eso cosecharas. Edom sembró burla, miedo, robo, muerte y cosechó lo que sembró. Edom no ayudó a Jacob en su necesidad. Ahora su cosecha venía a sus vidas. Dios es quien juzgará las obras de todos los hombres. Como tú hagas se hará contigo. Edom fue destruido y el que hace lo malo delante de Dios no tiene esperanza.

 

Qué aprendemos de todo esto…


La soberbia engaña. Ella te hace pensar que eres mejor que los demás. Te hace pensar que eres más sabio que los demás. Te hace jactarte de ti mismo. Luego, no te permite ayudar a nadie. La soberbia es peligrosa. Jeremías dice que el corazón es engañoso y perverso, nadie lo conoce mejor que Dios (Jer. 17.9-10). No puedes confiar en lo que dice el corazón porque te miente. En cambio, sí puedes ir a Dios a pedirle que tenga piedad de ti. El salmo 51 te dice que Dios puede darte un corazón limpio, además, renovar tu espíritu. Todos los días ve con el Señor. El no te rechazará. Dios no se puede resistir a una persona que va a él con un corazón contrito y humillado. Si quieres que Dios te cambié acércate confiadamente, él no te depreciará.

 

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